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Piel Sensible al Frío

Cada piel es un mundo y son muchos los factores, externos e internos, que pueden producir alteraciones cutáneas. En estas épocas del año tan frías en estas latitudes, son las pieles más claras, finas y sensibles las que sufren inestetismos derivados de las inclemencias meteorológicas.

Vamos a hablar en concreto de esas zonas rosadas en las mejillas que llamamos cuperosis. Se trata de un problema estético muy extendido en Galicia, tanto en hombres como en mujeres, aunque al tratarse de una alteración meramente estética, son más las mujeres quienes consultan.

Se debe a una reacción vascular ante los cambios bruscos de temperatura, sufriendo dilataciones venosas cada vez que se pasa de un ambiente muy frío a otro cálido, y que, al ocurrir de forma repetitiva, acaba convirtiéndose en un entramado rojizo permanente que se aprecia en nuestras mejillas. Es más evidente en pieles muy claras y finas, lo que llamamos hiperreactivas, con tendencia a la desecación y descamación, sufriendo este problema desde bien jóvenes, pero es en la madurez cuando estas dilataciones quedan de forma permanente y se producen más consultas al respecto.

Recalcar que no es ninguna enfermedad, tan solo una forma de comportarse ante determinadas circunstancias de este tipo de piel. Esto quiere decir que no solo el paso del frío al calor produce estas dilataciones de las venas; también cambios internos de temperatura (sofocos por fiebre, menopausia, alteraciones hormonales, exposición a radiación ultravioleta, emocionales -rubor-) y agentes externos, como ciertas comidas y bebidas, llevan a este resultado.

Es importante la prevención de las pieles sensibles para evitar su aparición, como es el uso de cremas hidratantes, de efecto “barrera”, con principios activos calmantes, incluso con ligeras tinciones verdosas para asociar el efecto maquillaje, y la fotoprotección (en invierno el sol sigue emitiendo radiación ultravioleta).

Una vez ya establecidas las dilataciones venosas y esa apariencia de líneas violetas y rojas por la cara, el tratamiento se basa en la eliminación de esas venas dilatadas. El láser es, en la actualidad, el tratamiento de elección par conseguir este propósito, pues es el método más efectivo y con menos efectos indeseables.

No debemos confundir esta alteración con otras rojeces faciales como son las debidas a la rosácea (acné rosácea) que se acompaña de granos con contenido purulento y que se tratan con antibióticos.

Por último, no nos olvidaremos de proteger también los labios y las orejas del frío, que agrietan los primeros por desecación y provocan la aparición de sabañones en las orejas (y manos), debiendo usar hidratantes con protección solar como prevención. Así mismo, otras pieles sensibles al frío invernal son aquellas que sufren de procesos descamativos como las dermatitis atópicas y seborreicas, por lo que también deberemos esmerar su protección en estos meses.

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